El otro guiso típico de Cantabria, con el que han crecido generaciones de cántabros, es el cocido montañés, este a diferencia del Lebaniego se realiza a base de alubia, berza y productos del cerdo.

Ríos Saja y Besaya

Las abuelas, madres y cocineros se disputan el honor de ser el que mejor lo prepara pero si hay un camino del cocido montañés por antonomasia, este es el que recorre los valles de los ríos Saja y Besaya, pasando por localidades como Cabezón de la Sal, Ruente, Ucieda, El Tojo o Bárcena Mayor.

En los pequeños pueblos de este valle y también en los del área del Nansa, que están a menos de una hora en coche de la posada, es fácil encontrar pequeños restaurantes familiares donde ir a comer un buen cocido. En esta zona donde la ganadería, la agricultura de subsistencia y la artesanía en madera han sido las formas de vida de sus habitantes abundan las vegas y los bosques de hayas y robles.

Piedra y madera

Casonas, palacios y conjuntos rurales en piedra de sillería y maderas de roble, completan un bucólico escenario en el que aún existen las cocinas de carbón y leña. Carne de vaca tudanca, raza autóctona de la zona, la caza, pues la comarca está dentro de la Reserva Nacional de Caza del Saja, las truchas o deliciosos postres como la leche frita o el arroz con leche serán el acompañamiento ideal para tu cocido montañés.

Entre robles, hayas y verdes valles hay pequeños pueblos (Cabezón de la Sal, Carrejo, Ucieda, Ruente, Carmona y Bárcena Mayor) que aún conservan calles empedradas y típicas casas montañesas de piedra que lucen escudos y balcones.